La pandemia de COVID-19 aumentó las tasas y la gravedad de la depresión, ya sea que alguien estuviera infectado o no, según un nuevo estudio de Intermountain

La pandemia de COVID-19 afectó casi todos los aspectos de la vida de las personas. La cuarentena, el distanciamiento social, los problemas sociales y un panorama incierto y en constante cambio de reglas, restricciones y variantes crearon estrés y aislamiento que afectaron la salud mental de millones de estadounidenses. 

Ahora, en un nuevo estudio de casi 136,000 (ciento treinta y seis mil) pacientes de Intermountain Health en Salt Lake City, los investigadores encontraron que los síntomas depresivos y la gravedad de la depresión fueron significativos entre todos los pacientes del estudio, independientemente de si estaban infectados con COVID-19 o no. 

En el estudio, cuyos resultados se presentaron en la Sesión Científica 2023 del Colegio Estadounidense de Cardiología en Nueva Orleans el 4 de marzo, los investigadores de Intermountain encontraron que los síntomas de depresión aumentaron significativamente durante la pandemia, y más de la mitad de todos los pacientes reportaron algún grado de síntomas depresivos clínicamente relevantes. 

“No importaba si un paciente había dado positivo o negativo para el virus. Encontramos mayores tasas de depresión y gravedad de la depresión en todos los ámbitos”, explicó Heidi T. May, PhD, epidemióloga cardiovascular en Intermountain Health e investigadora principal del estudio. “Dado que los problemas en la salud mental pueden afectar las enfermedades crónicas, incluidas las enfermedades cardiovasculares, la detección y el tratamiento de la salud mental son una parte fundamental de cualquier proceso general de atención al paciente en este momento. Hacerlo ayudará a los pacientes en este momento y protegerá su salud en el futuro”.  

En el estudio de Intermountain, los investigadores examinaron a 135,864 (ciento treinta y cinco mil ochocientos sesenta y cuatro) pacientes que completaron su primer Cuestionario de atención médica para pacientes-9 (PHQ-9, por sus siglas en inglés), que se usa para detectar la depresión, en un entorno de atención primaria desde el 1 de enero de 2016 hasta el 20 de abril de 2022. 

Luego observaron esas puntuaciones, que clasifican la depresión de los pacientes en ninguna (<10), leve (10-14), moderada (15-19) y grave (>20), con el tiempo.

Los investigadores encontraron un aumento significativo en las puntuaciones del PHQ-9, con un aumento de la puntuación media del PHQ-9 de 1.5 puntos. 

También encontraron que antes de la pandemia, alrededor del 45% de los pacientes informaron algún grado de depresión. A partir de 2021, eso cambió a un 55% de pacientes que mostraban al menos algún grado de depresión. No hubo diferencias significativas en las puntuaciones entre los pacientes positivos y negativos de COVID.  

La depresión, la ansiedad, el estrés y el síndrome de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés) están relacionados con el aumento de las tasas de presión arterial alta y niveles más altos de cortisol, lo que puede conducir a la acumulación de calcio en las arterias, enfermedades metabólicas y enfermedades del corazón, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). 

"Sabemos que la depresión es un factor de riesgo para las enfermedades crónicas, por lo que, dados estos hallazgos, es muy importante mitigar algunos de los efectos de la depresión para que estos pacientes puedan llevar vidas más saludables y felices ahora y en el futuro", exclamó la Dra. May.

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La pandemia de COVID aumentó las tasas y la gravedad de la depresión según un estudio de Intermountain